Valkiria mía, las nornas unen nuestro destino (Skjaldmö nº 2)

Él siempre y en todo momento fué un guerrero inexorable, alguien que elige ocasionar temor a simpatía, alguien que sabe que en su corazón por el momento no existe hueco para la compasión. Wulfstan está presto a todo para vencer, aun a perder su alma, por lo menos eso cree hasta el momento en que la conoce a ella.

Syn no puede ser mucho más diferente. Ella es luz, alegría, promesa…

Una necesidad novedosa aparece en el corazón del demonio y tiene nombre de mujer.


“— Necesito tenerte entre mis brazos sin que tiembles de temor – ha dicho Wulfstan, que miraba sus gigantes manos sin entender de qué manera supervisarlas con un ser tan especial.
— No temas que me rompa, soy considerablemente más fuerte de lo que crees – lo incitó ella, aun en el momento en que era inútil de aguantar su fiera mirada sin llevar a cabo descender sus pestañitas.”


Wulfstan jamás se ha rendido y no empezará en este momento.