
Sinopsis:
En ese segundo, el infeliz archidiácono levantó la cabeza mecánicamente y contempló en el otro radical de la Plaza, en el balcón de la mansión Gondelaurier, al capitán parado al lado de FleurdeLys. Se tambaleó, se pasó la mano por los ojos, pareció de nuevo, susurró una maldición y sus opciones se han torcido ferozmente.